As we continue our Easter Season journey our Gospel from Luke offers yet another account of the risen Jesus appearing to his disciples. This one, however, is especially dramatic and full of rich imagery as Jesus has just appeared to two of the disciples on the road to Emmaus, a village several miles from Jerusalem (Luke 24:13-35). The two disciples walking on that road were so deep in conversation about all that had happened over the last few days that they do not recognize Jesus who begins to walk beside them. Eventually, the scripture reveals that their eyes were opened and they recognized this stranger at their side and on the road with them as the risen Jesus. And how about us?
Over the last twenty-five years the Emmaus Gospel has become the cornerstone text for Jesuit high school retreats throughout the country. It has been used to help young women and men of faith understand that the ultimate goal of their Jesuit education is to help them develop a spiritual relationship with Christ that is one of friendship. Building on the spiritual insights of Saint Ignatius of Loyola, this friendship with Christ is rooted in a profound trust in his overflowing love and mercy for all. This Gospel especially illustrates Jesus’ patience and desire to accompany his disciples through the challenges and confusion of life so as to truly see and recognize how Christ is with us through it all. He is not dead, invisible or inaccessible but rather ALWAYS present and seeking us out so as to show us the way. And how about us?
How are we in this Easter Season journey, 2021? So much has happened over these many months of Pandemic and maybe still now. In the midst of questions about school, work, family or health, are we feeling Christ as our true friend and companion on the road of life, walking at our side? Do we speak to him daily as that good friend wanting to be there and also wanting to listen?
Today’s Gospel ends with the following message by Jesus to his disciples: “Thus it is written that the Christ would suffer and rise from the dead on the third day and that repentance, for the forgiveness of sins, would be preached in his name to all the nations, beginning from Jerusalem. You are witnesses of these things.”
Jesus sends us forth into this world of 2021, suffering from Pandemic, racism, violence and so much sadness. He sends us forth as his disciples to be witnesses of the healing power of love and mercy in his name. He sends us forth as his beloved friends and companions on mission. Jesus sends us forth as women and men for and with others in the pursuit of what is most just and loving for all.
“Here I am, Lord. Use me to build your kingdom today.”
En esta temporada de Pascua, el Evangelio de Lucas nos cuenta otra aparición de Jesús a sus discípulos. Esta aparición de Jesús vivo está especialmente dramática hoy y llena de ricas imágenes, ya que Jesús se les aparece a dos de los discípulos en el camino a Emaús, una aldea no muy lejos de Jerusalén (Lucas 24, 13-35). Los dos discípulos conversan sobre todo lo que había sucedido en Jerusalén en los últimos días. Están tan enfrascados que no reconocen a Jesús, que se acerca y camina con ellos. El evangelio revela que por fin se les abrieron los ojos y reconocieron que el extraño a su lado era Jesús resucitado. ¿Y nosotros?
Durante los últimos veinticinco años, el Evangelio de Emaús se ha convertido en el texto fundamental que las escuelas y las universidades de los jesuitas usan en los retiros espirituales que tienen lugar en todas partes del país. Este texto famoso del evangelio está destinado a ayudar a los/ las jóvenes a desarrollar una relación de amistad con Cristo. Sobre la base de las intuiciones espirituales de San Ignacio de Loyola, esta amistad con Cristo echa las raíces más profundas en el desbordante amor y misericordia que Jesús tiene para todos. El Evangelio de Emaús ilustra especialmente la paciencia de Jesús que quiere acompañar a sus discípulos a través de los desafíos y la confusión de la vida. Así los discípulos llegan a reconocer que Cristo está con nosotros a través de todo. Jesús no está muerto, invisible o inaccesible, sino está buscándonos SIEMPRE para guiarnos en el camino recto.
¿Y nosotros? ¿Cómo estamos durante la Pascua de 2021? Han pasado tantas cosas durante los muchos meses de una pandemia que no ha llegado a su fin. En medio de preocupaciones sobre la escuela, el trabajo, la familia o la salud, ¿sentimos realmente que Jesús es nuestro verdadero amigo que nos acompaña en el camino de la vida? ¿Hablamos con Jesús a diario, el buen amigo que quiere ampararnos y escucharnos?
El evangelio de hoy termina con el siguiente mensaje de Jesús a sus discípulos: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar, a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios y de anunciar el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto.”
Jesús nos envía al mundo actual de 2021, que sufre de pandemia, racismo, violencia y ¡tanta tristeza! Nos envía como discípulos para que seamos testigos en su nombre del poder sanador de su amor y de su misericordia. Nos envía como sus amados amigos y compañeros de misión. Nos envía como mujeres y hombres que sirven a los demás, y que participan en la construcción de un mundo mejor y más justo para todos.
“Aquí estoy, Señor. Úsame hoy para construir tu reino".
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