For those who have been attending the 9 a.m. Mass from our pandemic reopening in July until now, Mr. Breen was an elderly man who would come into the Church early, enter a pew near the music area of St. Aedan’s and kneel to pray the rosary. This quiet, gentle and very generous man of faith was called home to enter into the eternal embrace of Christ’s love and mercy last Sunday. I found myself throughout this week and preparing for his funeral in a space of sadness. A sadness that has come and gone over these many months of graveside services, memorial masses, funerals and conversations with families who have lost loved ones from COVID or COVID/Pandemic related challenges. How to pray through these moments of sadness?
As I thought about Mr. Breen and work through the sadness these days I began to remember other moments, both before COVID and after we reopened. Mr. Breen became very excited two years ago with our lighting campaign. He spoke extensively with Fr. Hyatt about the plan to retrofit our chandeliers to LED lighting. As the campaign progressed and he prayed more about it, Mr. Breen wanted to support it. His generous gift allowed us to move forward by December 2019 to contract with our project vendors. All was ready but then COVID hit. The project was stalled and the church shuttered for months. As we reopened and Mr. Breen returned he began to ask, “What about the lights?” By July 2020 we had already resumed the tedious work but it was unfolding slowly. Mr. Breen kept looking up as he entered the Church and noted with each passing week another chandelier retrofitted and casting its warm light. Slow but sure; step by step; new light was emerging. Yet what brought Mr. Breen the greatest sense of delight was when I was able to point out just a few weeks ago that finally the project was complete. The last light fixture that was awaiting the retrofitted LED insert had finally arrived and the entire Church was basking in new light. In that special moment Mr. Breen smiled from ear to ear and declared, “It looks great!”
This Holy Week Jesus and Mary invite us from Holy Thursday to Easter Sunday to allow them to move us from the sadness of these many months of Pandemic, loss and struggle to encounter with them how God desires to bring us to a place of greater hope, healing and new life. It will be a slow process and the graces that begin to unfold will no doubt require many more weeks or months of prayer, openness and trust in God. We need them and one another like never before. May we allow the warm light of Easter to break in and may we declare with our special angel, Mr. Breen, “It looks great!”
“Thank you, Jesus, for renewing all creation!”
Para aquellos que asisten a la misa de las 9 am desde la reapertura pandémica en julio, habrán visto al Sr. William Breen, un ancianito que llegaba temprano a la misa, se sentaba cerca del área de música, y se arrodillaba para rezar el rosario. Este hombre de fe tranquila, siempre tierno y muy generoso, fue llamado el domingo pasado a la casa celeste y al abrazo eterno y compasivo de Cristo. A lo largo de esta semana, al prepararme para el funeral, sentí en mis adentros una gran tristeza. En los últimos meses hubo en mi vida una tristeza que se acercaba y se apartaba durante los funerales en el templo, las oraciones junto a la tumba, las misas conmemorativas, y las conversaciones con familias que lamentaban a los seres queridos que el COVID había matado. ¿En estos momentos de tristeza, cómo se puede rezar?
Al pensar en el Sr. Breen y al tratar de superar la tristeza de estos días, comencé a recordar otros momentos, tanto antes de COVID como después de la nueva apertura del templo. El Sr. Breen se emocionó mucho hace dos años con nuestra campaña de iluminación de la iglesia. Habló extensamente con el P. Hyatt sobre el plan de renovar los candelabros y de instalar nueva iluminación tipo LED. A medida que avanzaba la campaña de recaudar fondos, y mientras la consideraba en oración, el Sr. Breen la apoyó por un aporte generoso. La donación nos ayudó a firmar un contrato en diciembre de 2019 para la renovación de todos los candelabros.
Cuando todo estaba listo para comenzar las obras, la pandemia de COVID nos asaltó. El proyecto se estancó y fue necesario cerrar la iglesia durante meses. Cuando por fin fue posible reabrir el templo, el Sr. Breen comenzó a preguntar: "¿Qué pasa con el nuevo proyecto de iluminación?" Para julio de 2020 ya habíamos reanudado el tedioso trabajo, pero el progreso era lento. El Sr. Breen siguió mirando hacia arriba; semana por semana observaba otro candelabro modernizado que proyectaba su cálida luz. Lento pero seguro; paso a paso; una nueva luz iba alumbrando la iglesia. Hace unas pocas semanas pude deleitarle al Sr. Breen al enseñarle que las obras habían llegado a su fin. El último aparato de iluminación había sido instalado, y toda la Iglesia disfrutaba de una nueva luz. En ese momento especial, el Sr. Breen sonrió de oreja a oreja y declaró: "¡Se ve genial!"
Durante los días de la Semana Santa, desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Pascua, Jesús y María nos invitan a poner atrás la tristeza de estos muchos meses de pandemia, pérdida y brega intensa. Nos invitan a ver cómo Dios desea llevarnos a un lugar de mayor esperanza, sanación y vida nueva. Sin duda será un proceso lento. Los favores y las gracias que Dios nos brinda lentamente se cumplen solo después de un tiempo largo de oración, apertura y confianza en Dios. Como nunca antes se necesita el amparo de Jesús y María --- y el apoyo de muchos otros familiares y conocidos. Que la luz cálida de la Pascua nos penetre y nos ilumine, de modo que declaremos con el Sr. Breen: "¡Se ve genial!"
"¡Gracias, Jesús, por renovar toda la creación!"
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